Tiempo de descuento para Grassi

No divagó ni se fue por las ramas, tampoco alentó –como sí hizo durante todo el proceso– la sospechosa idea del complot. A Julio César Grassi le bastaron 35 minutos para hacer su última defensa delante del tribunal número uno de Morón que lo juzga por abuso y corrupción de menores agravado por su condición de guardador.

Ahora, para saber si su vida continúa afuera o adentro de la cárcel, deberá esperar hasta las dos de la tarde del miércoles 10 junio: ese día, finalmente, habrá una sentencia.

“A pesar de no demostrar dolor, lo siento y disimular me permite seguir adelante con mi obra”, expresó el cura, antes de volver a referirse sobre su elección vocacional.

“Desde que era adolescente me imaginé en un altar”, siguió el religioso, que al final de su alegato invocó al Espíritu Santo para pedir la absolución y dedicó un tiempo al repaso de su vida mediática. “Soy sacerdote en los medios de comunicación como lo habría hecho San Pablo si hubiera vivido en nuestra época. Mi vocación es alentar a la gente en su fe desde los medios, por la posibilidad de tener un micrófono”, dijo.

Grassi llega al final del juicio en su contra salpicado por el escandaloso desalojo del Hogar San José, sede en Chacarita de la Fundación Felices Los Niños. Pero también en una un situación comprometida. Hace un mes, los fiscales Alejandro Varela y Carolina Rodríguez acusaron a Grassi de diferentes de abuso sexual y corrupción de menores, y exigieron treinta años de prisión para el sacerdote. Además, impulsaron investigaciones por falso testimonio contra varios de los testigos presentados por los abogados defensores del cura.

A su turno, los representantes legales de “Gabriel”, “Ezequiel” y “Luis”, los chicos que denunciaron –y ratificaron durante el juicio– haber sido sometidos por el cura también pidieron graves condenas: la máxima llegó a los 37 años de prisión.

La defensa de Grassi rechazó las acusaciones basándose en que los abusos no existieron y pidió la imputación por “falso testimonio agravado” de los tres menores de edad , pero a lo largo del proceso quedó claro que la estrategia de la desacreditación de los testigos clave de esta historia no fue la más conveniente para el religioso. “Desde los alegatos de la defensa se mostró un viraje a su estrategia más ortodoxa y brutal: la de mostrar a Grassi como víctima de una gran confabulación. Los peritos forenses ya habían resaltado la ausencia emocional en el cura y era previsible que en su última palabra buscara simular emotividad.

Pero ni así encontró movimiento en sus músculos faciales. Tiene la mirada gélida del depredador y en el último acto ratificó una vez más lo que es: un antisocial, sin redención, sin culpa ni remordimiento. Sin duda, será condenado y ese acto de justicia será reparador para las víctimas de su delincuencia serial”, expresó el abogado querellante Juan Pablo Gallego, en representación de Casacidn, que preside Estela de Carlotto.

La historia, que comenzó en octubre de 2002 con una denuncia del programa Telenoche Investiga, tendrá una pausa hasta el 10 de junio. Entonces será el momento del veredico. Una decisión que tomarán los jueces Luis María Andueza, Mario Gómez y Jorge Carreras, quienes escucharon a más de 120 testigos a lo largo de nueve meses de audiencias.

Un tribunal especializado en abusos

El Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Morón, que dictará la sentencia, está integrado por los jueces Luis Andueza como presidente, Jorge Carrera y Mario Gómez, quienes ya trataron numerosos casos de abuso sexual desde que comenzó a funcionar en septiembre de 1998. Comenzó sus funciones cuando entró en vigencia el Código Procesal Penal bonaerense por la ley 11.922 y siempre estuvo compuesto por los mismos integrantes. Hasta la fecha llevan realizados 496 juicios orales y tienen 1.696 sentencias dictadas, muchas de las cuales se refieren a casos de abuso sexual en el ámbito privado que no trascendieron a los medios.

Después de nueve meses de audiencias y de un desfile incesante de 120 testigos, los jueces establecieron las pautas para el día de la sentencia, que asoma como una jornada mediática importante. A diferencia de lo que ocurrió durante el proceso, en el que se impidió la entrada de prensa a la sala, esta vez podrán acceder periodistas a la audiencia del veredicto, pero sin cámaras.

Fuente: Crítica – Sociedad (22/05/2009)

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