No descalificar la palabra del niño

Existe un estigma sobre los chicos abusados, a los que se acusa de mentir, de inventar las situaciones. Yo no conozco ningún chico que haya pasado por esa situación y haya mentido. En este caso, se dijo que hubo un abuso intrafamiliar y le querían echar la culpa a la escuela. Eso es descalificar la palabra del niño. Según lo que trascendió, ellos se animaron a describir cómo era el juego perverso, cómo establecían a la víctima mediante un sorteo. No es posible que les haya tocado sólo a esas niñas.
Otro tema a subrayar es la lentitud de la justicia y la falla en los controles institucionales, porque que haya sucedido en una escuela pública es aún más grave. Los magistrados no reaccionan según lo que la urgencia del caso amerita. No ordenan rápidamente las cámaras Gesell. El juez debe inmediatamente empezar la investigación, pero al mismo tiempo, y de modo preventivo, el Ministerio de Educación debe separar a las docentes, elaborando un sumario administrativo. Además, debe hacer una investigación profunda en la escuela, no sólo con la palabra de los chicos, y enviar a un equipo especializado de modo inmediato.